lunes, 2 de febrero de 2015

¿CUANTO TIEMPO ES PARA SIEMPRE?

Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre?
Conejo blanco: A veces, sólo un segundo…
Alicia: ¿Y cuánto tiempo es un segundo?
Conejo blanco: Cuando amas, una eternidad…


De “Alicia en el País de las Maravillas”



Hoy, 2 de febrero de 2015, festejaríamos siete años de nuestra relación que, como tantas hoy en día, tuvo un comienzo virtual.

Hoy es inevitable recordar nuestras primeras “peleas” virtuales, los cambios de ideas, y aquel 17 de diciembre del 2007 cuando te vi por primera vez en la calle Florida. Quizás fueron tus ojos verdes, o tu presencia de caballero inglés, o el tono de tu voz, o tu mirada penetrante, o… todo eso junto y lo demás.

Hoy recuerdo que cuando te pregunté tu primera impresión sobre mí me dijiste, “Simplemente, me gustó lo que ví”. No fue amor a primera vista, no, pero el amor llegó, se consolidó y se quedó.

A tu lado comencé una nueva vida donde no contaba el pasado, donde a veces mis emociones explotaban, mientras que tú sabías contenerlas.
A tu lado bajé al fondo del abismo solo para tomar impulso y subir como un torbellino que rompe la superficie de las aguas.
A tu lado supe ver el faro que me guiara cuando andaba a la deriva como un velero sin ancla.
A tu lado apareció la mujer que en tus manos se transformaba lava ardiente, azucena matutina, águila libre con sus alas desplegadas en pleno vuelo.
A tu lado me ocupaba de saber más, de aprender, de tratar de entender lo que me explicabas mil veces con paciencia infinita, aún con la certeza de que no compartiría tu pensamiento.
A tu lado comprendí que no siempre soy fácil de soportar.
A tu lado supe qué era la entrega.
A tu lado mis sentidos florecieron para vivir sensaciones desconocidas, y para redescubrir aromas, sabores y sensaciones que creía conocer.
A tu lado pude escribir una hoja en blanco con un mantra solo nuestro.
A tu lado supe tener una sed que solo apagaba tu presencia.
A tu lado sentí que mi barca había llegado a un puerto donde poder amarrar…

Pero tu tiempo terminó en un segundo eterno y tuviste que partir para siempre.

Hoy quiero que sepas
que el sufrimiento ya no está,
que el dolor permanece,
que tus palabras y tus enseñanzas han dejado huella en mí,
que volvería a repetir nuestro mantra con el mismo sentimiento, y

que mi amor por ti duró solo “un segundo”.

Guillermo, eternamente en mi corazón.