martes, 23 de diciembre de 2014

BALANCE 2014

Queridos amigos: 

Este año ha sido tan especial para mí que para hacer un balance no sé dónde comenzar, así que lo haré por el principio. El 31 de diciembre del 2013 estaba en el Parque de la UTE en Minas, con un calor insoportable y rodeada de una querida familia. Eran momentos difíciles, de decisión, de cambios, de transición hacia un nuevo año y una nueva etapa en mi vida. Y los cambios llegaron… 

El 28 de febrero cerré el hotel que habíamos abierto con tantas ilusiones de mi parte. Puse en él muchísimo trabajo físico y mental, esfuerzo, esperanza, confianza en lo que hacía y en el apoyo incondicional de mi familia. Allí tuve tristezas, alegrías, triunfos y demasiadas decepciones por confiar en gente que no lo merecía. Y hoy puedo decir que en los años allí vividos gané y perdí en muchos aspectos, y que el hotel para mí fue muchas cosas, todo menos un fracaso. 

Luego llegó el desgarrador momento del remate que seguramente no hubiese podido enfrentar si no fuese por los amigos de fierro inoxidable que tengo. A todos ustedes que estuvieron allí presentes para evitarme ese dolor, mi eterna gratitud. 

Tengo además dos maravillosos grupos de mujeres a los que concurro semanalmente. 

El grupo de los viernes, “Vivir en Salud”, alimenta mi mente y sobre todo mi espíritu, me ayuda a encontrar mi eje, me hace pensar y buscar la forma de ser mejor persona a través de lecturas y testimonios que me llevan a cambiar mis actitudes y reconocer mis errores. Somos guiadas por Iris, nuestra “Gurú” occidental que puede filosofar hasta con un boleto de ómnibus y sabe cómo movernos el piso mejor que un terremoto. 

El grupo de los sábados forma mi mente de escritora, amplía mi cultura literaria, y alimenta mi hambre de conocimiento. Todo gracias al trabajo de nuestra “Pichimahuida”, la maestra que nos inspiró para crear “Villa Jacinta”, la profe que nos nos invita a leer, nos culturiza para hacernos quedar bien en los asados, y nos reúne cada sábado alrededor de una enorme mesa donde tomamos té. comemos, leemos, comemos, hacemos crítica literaria, comemos, nos disfrazamos, comemos, nos reímos, comemos, escribimos, comemos, nos inspiramos cuando la “mamma” nos trae alguna exquisitez y comemos, recibimos personalidades, comemos, y además siempre nos vamos ¡pum para arriba! hasta el próximo sábado, cuando con un tecito o cafecitos volvemos a comer. ¡Ah! Y que conste que también aprendemos mucho gracias a la profesora y benemérita escritora, Claudia Amengual. 

Entre las charlas, las clases y todo el movimiento del cierre del hotel, se coló la luminosidad del apartamento al que me mudé (gracias, Chocha, siempre presente), la infinita alegría de un reencuentro (te quiero, Marita), el viaje a Brasil tantas veces pospuesto para conocer la isla de mi amiga Liliana, y la maravilla del último viaje con Guillermo por el Paraná. 

Y llegó octubre con la noticia de la partida del hombre que amé, a través de quien supe qué era tener un compañero para compartir los detalles más pequeños o los dolores más grandes. Él estuvo a mi lado cuando fallecieron mis padres, cuando cerré el hotel, en mis mudanzas, en mi vida y sigue en mi corazón. 

Ahora escribo esto desde “la gran manzana”, desde la casa de mi familia que me recibieron con un abrazo cálido y enorme, enjugando mis lágrimas, compartiendo mi tristeza y demostrándome un amor y un apoyo superior al que imaginaba. 

En estas fiestas estarán acompañándome, de una forma u otra, los seres que amo. Será una Nochebuena diferente y una Navidad más diferente aún. Estaré en la fría Nueva York, con un árbol navideño como de película, con una mesa familiar bellísima, rodeada de mis amores y con un Santa Claus que quizás me deje más regalos de los que entrarán en mis maletas. Por lo tanto… 

Solo me queda agradecerles a cada uno de ustedes, familiares y amigos a los que no voy a nombrar uno a uno para no olvidarme de nadie. Gracias por quedarse a mi lado, por quererme, por esos abrazos que envuelven el alma, por las lágrimas contagiosas y por el infinito amor que me tienen. Y cada uno sabe que, en la medida de mis posibilidades “pueden contar conmigo”. 

El 2014 fue un año de claros y oscuros, alegrías y tristezas, yin y yang siguiendo el TAO de la vida que este año porque, simplemente, la viví con intensidad. 

En pocos días más tendremos un año nuevecito, en blanco, sin estrenar. Será responsabilidad de cada uno ver qué hace con él. Yo solo pediré que lo que hagamos sea con Amor, que nos de resultados Prósperos y que podamos disfrutarlo con mucha Salud. 

¡¡Feliz Navidad y un Próspero y Saludable 2015!! 



Cristina C.